Más maña que Fuerza
Traía este hombre una gran carga de leña seca para preparar su comida, y la descargó dentro de la cueva con tal estruendo que nos refugiamos apresuradamente en lo más recóndito de la misma. Luego, encendió él fue y al vernos hizo estas preguntas: 《 ¡Oh, forasteros! ¿Quiénes sois y de dónde llegasteis navegando por húmedos caminos? 》. Nos infundía temor su voz grave y su aspecto monstruoso. Yo le respondí de esta manera: 《Somos aquellos a quienes los vientos extraviaron al salir de Troya. Deseamos volver a la patria y nos preciamos de ser guerreros de Agamenón, venimos a abrazar tus rodillas por si quisieras presentarnos los dones de la hospitalidad y hacemos algún otro regalo, como es costumbre entre los huéspedes》. El gigante me respondió enseguida con ánimo cruel: 《 ¡Oh forastero! Eres un simple o vienes de lejanas tierras cuando me exhortas a temer a los dioses y a guardarme de su cólera, yo no te perdonaría ni a ti ni a tus compañeros por temor a la enemistad de Zeus》. De repente se levantó el cíclope y agarró a dos de mis compañeros, después los arrojó como si fueran cachorros, y de golpe les despedazó los miembros. Después se preparó una cena con ellos y comió como un león, no dejando ni los intestinos ni los huesos. Cuando se descubrió la hija de la mañana, el cíclope encendió el fuego y ordeñó las ovejas. Seguidamente echó mano a otros dos compañeros y, como hizo la noche anterior, se aparejó con ellos su almuerzo. Quedé meditando siniestros planes para vengarme de la muerte de mis cuatro compañeros. Al fin me pareció que la mejor solución sería la siguiente: sobre el establo había una gran clavada de olivo, semejante al mástil de un negro y ancho bajel de transporte. Corté una estaca que mis compañeros pulieron. Luego la endurecí con el fuego y la oculté bajo el estiércol. A suertes elegimos tres compañeros que juntamente conmigo clavarían la estaca en el único ojo del cíclope cuando el sueño lo rindiese. Por la tarde volvió el cíclope, ordeñó a las 35 ovejas y cabras, agarró a otros dos compañeros y, con ellos se aparejó la cena

Entonces, aproximadamente con una copa de vino, le dije:《Toma, cíclope, bebe vino, ya que comiste carne humana, a fin de que sepas qué bebida se guardara en nuestro buque》. Tomó el vino y lo bebió. Le gustó tanto que me pidió más. 《Dame más vino ---clamaba Polifemo--- y hazme saber tu nombre para que te ofrezca un don de hospitalidad》. Volví a ofrecerle el negro vino y se bebió tres copas. Y cuando los vapores del vino envolvieron su mente, le dije con suavidad 《 ¡Cíclope! Preguntabas cuál es mi nombre voy a decírtelo, pero del presente de hospitalidad que me has prometido. Mi nombre es Nadie, y Nadie me llaman mi madre, mi padre y mis compañeros todos》.《Pues a Nadie me lo comeré el último ---respondió Polifemo---: tal es mi don hospitalario》. Se echó para hacia atrás y cayó de espaldas, se durmió al poco rato. Entonces puse la estaca al fuego y cuando comenzó a arder la hinqué, con la ayuda de tres compañeros, en el ojo del cíclope, haciéndola girar rápidamente, con lo que la sangre comenzó a brotar abundantemente. El cíclope, gimiendo por los dolores, anduvo a tientas, quitó el peñasco de la puerta y se sentó en la entrada, tendiendo los brazos esperando así atraparnos si salíamos. Resolví toda clase de engaños y al fin me pareció lo mejor que cada uno de nosotros se agarrara de una oveja; y así, agazapados en su lanudo vientre, aguardáramos, profiriendo suspiros, la aparición de la divina Aurora. Cuando se descubrió la hija de la mañana los machos salieron presurosos a pacer, y las hembras, como no se les había ordeñado, balaban en el corral. Su amo, afligido por los dolores, palpaba el lomo a todas las reses y no advirtió que mis compañeros iban atados a los pechos de los animales. 《 ¡Carnero querido! --- gemía Polifemo--- ¿Por qué sales de la gruta el postrero del rebaño? Nunca te quedaste detrás de las ovejas, sino que siempre ibas adelante. Sin duda echarás de menos el ojo de tu señor, a quien cegó un hombre malvado. ¡Si tuviera sentimientos y pudieses hablar para indicarme dónde está Nadie!
Pronto lo molería a golpes, y mi corazón se aliviaría》. Cuando estuvimos algo apartados de la cueva, nos soltamos del ganado, no sin llevarlo dando rodeos hasta la nave. Los demás compañeros se alegraron de ver que más nos habíamos librado de la muerte y empezaron a gemir y llorar por los demás. Se embarcaron en seguida y, sentándose por orden en los bancos, tornaron a batir los remos sobre el espumoso mar. Y cuando ya estuvimos lo bastante alejados de la playa como para no temer nada de los cíclopes, dije estas mordaces palabras: 《 ¡Cíclope! No debieras emplear tu gran fuerza para comer a los amigos de un varón indefenso. Las consecuencias de tus malas acciones habían de alcanzarte, ¡oh cruel!, ya que no temiste devorar a tus huéspedes; por eso, Zeus y los demás dioses te han castigado》
hola soy el primer comentario de esta gran obra artistica espero una respuesta un saludo de rubuis.Gracias
ResponderEliminarPD: os amo
Hola amigos internautas. Me parecio que esa interesante pagina
ResponderEliminarweb es muy entretenida, nose mucho de ordenadores pero me
gusta mucho esta web.
Saldos a todos los viudos y casados jaja.
El otro dia esta navegando por los internets y me hackearon,
los chinos, pero bueno.
Saludos mijo.